05 de agosto, 2024
Comienza agosto y una vez más entramos en vísperas de una de las fechas más festivas de nuestro calendario, como lo es el día del niño, lo que seguramente se verá reflejado en un enloquecido pupular de abuelos y padres (en ese orden) por las distintas jugueterias tratando de hallar el regalo apropiado. Pero mientras esto sucede en una cara de la Argentina, en la otra, un niño desaparecio hace más de 40 días y aún no se tiene noticia alguna sobre su paradero.
El caso Loan Peña (el niño perdido en 9 de julio , en la inmensidad del espacio rural del Taragui) pone de manifiesto la hipocresía que buena parte de la clase política de nuestro país tiene al respecto, creyendo que con la firma de algunos tratados internacionales sobre los derechos del niño, estos ya definitivamente dejan de ser una problemática social; cuando en realidad es sabido desde hace décadas que la situación de los niños en las provincias del norte (fundamentalmente) es de plena vulnerabilidad y aún más en muchos espacios rurales donde la presencia de los gobiernos de turno como garante del pleno estado de derecho es nula o se concentra en personajes que muchas veces abusan de su situación de poder, transformando a verdaderos ciudadanos en simples piezas de recambio.
Las encuestas nacionales indican que la Provincia de Buenos Aires y Corrientes lideran el podio de trata de menores registradas en el año 2022, con un 63 % del total del país, lo cual sumado al dato de Mising Children que afirma que en la últimas tres décadas han desaparecido más de 120 menores en el pais; demuestran a claras la elocuencia de la situación....los números hablan por sí mismo.
Por otro lado, la investigación del caso Loan se asemeja al juego de la Oca, donde se adelanta un paso y se retrocede dos, ya que a más de 40 días del inicio los famélicos resultados hablan más de una absoluta impericia policial como judicial, producto de una apestosa trama de corrupción en los distintos estamentos del gobierno correntino.
Los distintos gobiernos provinciales deben asegurar una fuerte presencia del estado en aquellos espacios profundos y muchas veces olvidados del interior, pero eso no se logra enviando a esos lares a aquellos agentes estatales que manchados de corrupción, son enviados a esos lugares como castigo, cuando lo adecuado sería la destitucion. El caso del comisario Walter Maciel, quien se halla en el epicentro del caso Loan y que llega a 9 de Julio con un frondoso prontuario (evidentemente con la complicidad de sus superiores) es un claro ejemplo de lo que aún nuestra clase política no logra internalizar...que la corrupción mata. Seguramente es esa misma corrupción o desidia la que impide que en aquellas áreas fronterizas ,ante la denuncia de perdida de un menor ,automáticamente se autorize los operativos cerrojos necesarios, ya que como es sabido la resolución de estos tipos de crímenes es una permanente lucha contra el reloj, y mucho más en un área que se sabe de hace décadas que es muy permeable a los más diversos tipos de crímenes.
En este contexto es aberrante pensar que hayan transcurrido 4 días hasta que se le da intervención a la Interpol, mediante la aplicación del programa "Alerta Sofia" del ministerio de seguridad de la nación y su sistema federal de búsqueda de personas desaparecidas y extraviadas (SIFEBU).
Hace mucho tiempo que nuestro hermoso litoral llora lágrimas de sangre a través de su ceibal. Antaño fue por la sangre perdida de sus bravos menchos que supieron afianzar la idea de federalismo para nuestra naciente republica, y hoy por hoy, por sus gurises , ya que no tenemos que olvidar el caso de Fernanda Aguirre, de 13 años, desaparecida en Parana en el 2004, y de tantos otros casos más que solo no tuvieron la repercusión nacional de los medios de comunicación ;pero que si se sabe que fehacientemente sucedieron. Desde lo profundo del litoral el lastimoso canto del urutai resuena en las frías noches campestres, abriéndose paso entre los montes de tala y espinillo, tratando de llevar hacia las grandes ciudades el dolor de un pueblo que una y otra vez repite aquella ajetreada frase que hoy está más vigente que nunca: con los gurises ¡ No!.
Daniel Fornerón
Profesor de geografía
DNI 16958597