Las diferencias en el pensamiento político es sin dudas una de las grandes características del sistema democrático y justamente aquello que lo diferencia de algunas dictaduras imperantes en la región, tales como Cuba, Venezuela o Nicaragua, quienes lamentablemente son nuestros aliados en una visión geopolitica errónea y desafortunada. Pero esta virtud se transforma en un problema cuando una parte del electorado finalmente cae en los designios del fanatismo (pasión exacerbada e irracional por algo o alguien) el cual reconoce númerosos motivos, pero que sin dudas hay uno que sobresale por encima de los demás...y es la educación.
Recordemos que la escuela en su esencia tiene su matriz arraigada en la ciencia y en sus métodos de convalidacion de conocimiento, ya que ningún enunciado puede considerarse válido hasta que las pruebas sean fehacientemente corroboradas. Es decir que el método científico, y por ende la escuela, nos aleja de la fe, siendo esta la antitesis, es decir la creencia misma en algo o alguien, no tiene necesidad de contar con pruebas. Entre la fe y el fanatismo extremo solo nos separa un paso, y ese es el nivel de raciocinio de quien interpreta la realidad. Ahora ¿Como es posible que una persona sea incapaz de analizar pruebas, fácilmente corroborables, cuando estas hablan mal de su líder? un motivo sin dudas es la conveniencia económica, es decir que le resulta redituable, o económicamente favorable la idea o plan pergeñado por su líder, o simplemente forma parte de es mismo engranaje, por lo que hace caso omiso a las pruebas.
Otro motivo, y el más preocupante, es la ineptitud, por lo que es más fácil rechazar una prueba que interpretarla, ya que muchas veces se carece del raciocinio o las capacidades educativas más básicas para realizarlo. Esto último es lo más preocupante ya que muestra el grado de degradación de nuestro sistema educativo, el cual ya sin dudas ha pasado de ser uno de los mejores de la región a ser sinónimo de decadencia, arrastrando lamentablemente a todo el sistema político y social, llevando a una pérdida casi absurda de calidad de ciudadanía e institucionalidad.
La grieta es un fenómeno social que las máximas figuras políticas han sabido aprovechar en beneficio propio o partidario, pero es tiempo de limar asperezas y de ser muy cautos en sus mensajes, ya que el fanatismo sigue ganando adeptos en todos los frentes políticos, y sabemos que esto nos lleva ineludiblemente por el camino de la violencia.
La corrupción, por otro lado, es uno de los grandes males de nuestro país, y ya es tiempo de un debate profundo al respecto donde la legislación, el estado de derecho , y la real independencia de los poderes sean las bases de la solución para dicho inconveniente, ya que no podemos seguir derimiendo la inocencía de un acusado mediante el fanatismo volcado a las calle, ya que esto solo nos lleva a repetir imágenes que muchos creíamos del pasado y que costo mucha sangre de compatriotas.
La escuela debe volver a recobrar su protagonismo frente a los difíciles momentos que vive nuestro país, pero no será tomando al aula como púlpito político, ni enseñando una historia nacional sesgada de ideología y rencor, sino enseñando a analizar los hechos del pasado escuchando las dos campanas involucradas y fundamentalmente ayudando al alumno a formar su propio posicionamiento político basado en datos concretos, históricos y fehacientemente corroborados, ya que solo estos nos alejan del fanatismo.
Daniel Fornerón
Dni 16958597
Profesor de geografía.